Mis recuerdos se sitúan en una aldea del Bierzo en los años 70, mi padre y mi madre eran los maestros, esos maestros que trabajaban desde el corazón, no sólo para el grupo de niños y niñas sentados en el aula sino para todo un pueblo. Allí cada niño tenía su familia y cada niño tenía su historia.
Recuerdo cuando anochecía que mientras mi madre, nos daba la cena, mi padre, recibía a una pareja muy preocupada por algún problema que había que solventar dentro de su familia. ¡No faltaba la consulta al maestro!
Hoy, por pura vocación, soy maestra en la escuela pública.
En el horario de mi aula de Infantil, he señalado para la primera media hora, acogimiento de mis alumnos y de su familia, quizás por ese recuerdo de mis padres que permanece profundo en mi corazón. El jefe de estudios ha puntualizado... "ese punto no lo recoge la plantilla del programa del ordenador que se utiliza para confeccionar los horarios de cada maestro".
Cuando he visto el anuncio viral de la lotería, ese donde la maestra es la protagonista en una aldea del Cantábrico, no he podido contener las lágrimas.
La autoridad de la maestra.
Maestra desde el corazón.
¿Cómo ha sido la evolución de la maestra del anuncio hasta el docente de hoy?
¿Cómo, desde allí, hemos llegado al profesor del siglo XXI? Ese docente defenestrado, insultado, que tiene que buscar su autoridad en una ley que lo proteja.
Es aquí donde aparece una vez más la INTELIGENCIA EMOCIONAL.
La única VIA que tenemos para llegar a los demás es desde el corazón y la única manera que tiene un maestro de acercarse a su alumnado y a toda esa familia que lo trae cada mañana al centro escolar es desde el amor. AMOR por lo que uno hace, AMOR por esas personitas que dejan en tus manos y AMOR por esas gentes que confían en ti y te entregan durante muchas horas a ese niño o niña que tanto les ha costado formar para que tú lo eduques.
Yo soy maestra de infantil y cada día, la primera media hora, recibo a los niños y a sus familias para que me cuenten cómo han llegado hasta allí, cómo ha sido su noche, cómo ha sido su día anterior, cómo está su ánimo, su espíritu y su corazón para poder darle continuidad o consuelo en el centro escolar.
Volver a un trato humano, sin necesidad de timbres, de vallas cerradas ... donde importe la persona y todo su entorno con sus problemas. No sólo un número en una lista. Y ahí resurge la autoridad del docente, no en el castigo sino en el amor y la entrega.
Yo peleo por ser LA MAESTRA, así, como la del anuncio de la lotería.
Anuncio de la lotería 2016
